Las esferas celestes que Dios
creó funcionan como los engranajes de un gran reloj, con una precisión
absoluta, ¡con dirección, velocidad e inclinación prácticamente invariables;
inalterables tras miles de años, desde que Dios las creó! Nada funciona a
destiempo, todo está perfectamente sincronizado y orientado. Y además durarán
tanto como el Trono de Dios: es decir, ¡para siempre!
¡Imagínate la clase de sistemas e instrumentos
de mando que estará utilizando Dios para controlar la tierra y toda Su
creación, a cada hombre y cada mujer, cada niño y cada niña, e incluso a cada
espíritu! ¡A cada ángel y a cada diablo! ¡Todos ellos están controlados y
operan dentro de los límites determinados por Dios, dirigidos por Su Espíritu y
Sus maravillosos sistemas espirituales de mando, los cuales gobiernan y afectan
la marcha de los cielos, la tierra, el sol, la luna y las estrellas, los planetas,
el sistema solar, la Vía Láctea y el universo entero!
Así pues, de nada deberíamos preocuparnos, sabiendo
que la Creación de Dios sigue adelante indefectiblemente, girando, rotando,
saliendo y poniéndose constantemente; sin objeciones, sin preocupaciones, sin
vacilaciones, ¡con la certeza de que Dios lo tiene todo perfectamente
controlado!
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